Wednesday, September 14, 2016

La absolutamente mejor manera de ayudar a tus hijos a llegar a ser adultos excepcionales


Mandamos a nuestros hijos a los mejores colegios que nos permiten las finanzas familiares. Los enviamos a cursos de inmersión en otros países durante el verano para que perfeccionen sus habilidades lingüísticas. Nos aseguramos del valor nutritivo de su comida, organizamos clases de tenis, de piano, tutores particulares, y, si les hace falta, los enviamos a dermatólogos caros para ayudarles con su acné. Compramos uniformes de colegio y de deporte con precios desorbitados, cedemos ante sus súplicas para que les compremos la última moda o locura tecnológica, y queda muy claro que los amamos muchísimo y que deseamos que tengan lo mejor de todo.

Sí. No me cabe la menor duda.

Pero hoy quisiera comentar otros aspectos de ayudarlos a crecer bien. Y todos tienen que ver con nosotros, no con ellos.

La felicidad

¿De qué depende tu propia felicidad? ¿Necesitas que las circunstancias externas de tu vida sean de una forma determinada para que puedas ser feliz? ¿O has encontrado la manera de ser feliz sin importar las circunstancias externas? En otras palabras, ¿has trabajado tus propios asuntos no resueltos como para saber la manera en que puedas depender de ti mismo para tu felicidad? ¡Qué regalo más maravilloso para tus hijos! ¿Eres capaz de hacer eso?

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Ser consciente de uno mismo

¿Hasta qué punto eres consciente de ti mismo? ¿Hasta qué punto realmente te conoces? ¿Cuáles son los desencadenantes que provocan tus reacciones? ¿Actúas entonces según se te dan esas reacciones ciegas o eres tan consciente de ti mismo que eres capaz de elegir la alternativa de mantenerte consciente? Si no te mantienes consciente cuando llegan los desencadenantes, y te vuelves reactivo (es decir, reaccionas ciegamente, sin pensarlo), estás enseñando algo tan nocivo a tu hijo como si le estuvieras dando drogas.

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Elegir alternativas y la autorresponsabilidad

¿Qué tipo de alternativas eliges? ¿Cuánta responsabilidad tomas por resolver tus propios asuntos internos? Cuando tomas las decisiones a elegir esta alternativa o la otra –cada día, durante toda la vida–, ¿te acuerdas de mantenerte consciente para reconocer que en cada paso del camino siempre tienes alternativas? ¿Te acuerdas de que eres responsable de todo lo que sientes, piensas, dices y haces? En otras palabras, no hace falta que grites, no hace falta que llores, no hace falta que te desesperes, ni hace falta que recurras a la ira, porque siempre tienes otra alternativa. ¿Sabes vivir de tal manera que la alternativa que eliges siempre sea aquella que crea el mejor bienestar para ti, y por tanto –por efecto dominó–, para aquellas personas que viven contigo? Si haces esto –y se lo enseñas habitualmente a tus hijos–, les estás brindando un auténtico regalo.

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Límites sanos y amarse a sí mismo

¿Eres libre de codependencia, manipulación y patrones de engranamiento familiar? ¿No? Bueno, realmente no me esperaba que me contestaras que sí. Pero es muy importante que reconozcas que algunos o todos estos comportamientos siguen formando parte de tu vida. Reconocerlo se llama ser consciente. Luego, tomar la decisión de hacer algo al respecto se llama elegir alternativas y hacerse responsable de uno mismo.

Esto funciona así: vuelves a caer en alguna de tus viejas trampas, como por ejemplo dándote cuenta de algún comportamiento codependiente con tu pareja, tu hermano, tu padre, o cualquier otra persona, o por ejemplo dándote cuenta que una vez más has intentado manipular a alguien … quizás a tu hijo para crear el comportamiento que deseas en una situación determinada. Si estás haciendo esto y si eres consciente de ello, reconoce también que le estás enseñando este comportamiento a tu hijo y que le encadenará con unas formas auto-destructivas y negativas de manejar su vida. Puedes cambiar esto dando a tu hijo el regalo de tu propio cambio. Trabajar contigo mismo te llevará a ese cambio.

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Culpar a los demás y ser víctima

¿Sueles culpar a los demás? ¿Eres víctima de los acontecimientos o de las personas en tu vida? ¿Eres capaz de perdonar? Lo que le sueles enseñar a tu hijo por uno u otro modo de comportamiento determinará en alguna medida sus posibilidades por tener felicidad ahora y en el futuro. Aprende a no echar la culpa a los demás –pase lo que pase–, aprende a no ser víctima –pase lo que pase–, y empieza a perdonar –pase lo que pase– para poder enseñar todo esto a tu hijo por medio de tu propio ejemplo.

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¿Tu vida tiene sentido?

¿Cuál es el significado central de tu vida? ¿Hay pasión en tu vida y en aquello que le da significado? ¿Sube tu energía (no solamente tu energía física sino, en particular, tu energía interna, tu energía psico-emotiva, la manera en que notas tu frecuencia o vibración interna) cuando te involucras con las cosas que dan significado a tu vida? Tener esto, encontrar esto, implementar esto, y después vivirlo verdaderamente, es uno de los regalos más grandes que puedes dar a tu hijo, como modelo ejemplar que pueda seguir.

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Ser autentico

¿Vives como piensas? ¿Dices una cosa y luego haces otra? ¿Practicas lo que predicas? ¿Eres auténtico? ¿Verdaderamente eres como te muestras? ¿Realmente sabes quién eres? Eso nos vuelve a llevar al tema de ser consciente. Nos vuelve a llevar al tema de tener un significado en la vida. Está implícito en la felicidad, en ser feliz. Descubre quién eres realmente, porque solo si haces esto puedes llegar a coincidir en lo que predicas y lo que practicas, y en ese proceso podrás enseñarle a tu hijo lo que significa ser autentico.

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Vivir en el ahora

¿Siempre estás reviviendo glorias o dolores del pasado? ¿O siempre estás contando los días, las semanas, los meses hasta que suceda algo especial: ese aumento de sueldo, esas vacaciones, el fin de semana, etc.? En otras palabras, ¿siempre estás viviendo en cualquier momento del tiempo excepto en el ahora? En tal caso, reconoce lo que les estás enseñando a tus hijos. Esto es la causa de mucha infelicidad en la vida de muchas personas. No permitas que tu hijo sea una de ellas. Enséñale algo diferente, porque tú decides aprender a mantenerte en el presente. Hazte consciente de todos aquellos momentos del ahora que estás perdiendo y empieza a cambiar eso sistemáticamente para mejorar tu vida palpablemente y, en el proceso, darle a tu hijo el regalo del ahora.

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La transparencia

¡Sé abierto con tus hijos! Demuéstrales que puedes equivocarte, o que puedes aprender de ellos. Demuéstrales que estás abierto a ser abierto, y que les invitas a ser abiertos contigo, sin importar el tema que quieren confiar en ti. Hacer esto es tan fácil como difícil. Es fácil porque realmente no es más que una cuestión de elegir ser así, pero es difícil porque, para que seas así, también tienes que elegir llegar a ser consciente todo el tiempo, eligiendo hacerte responsable de todo lo que sientes, piensas, dices y haces, y por tanto elegir a trabajar todos aquellos aspectos que complican eso, como llevo comentando en secciones previas de este artículo.

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El amor en las relaciones tiene prioridad ante todo

Acuérdate de esto: el amor que tienes por tu hijo (recién nacido, adolescente, o hijo adulto) debe de venir forzosamente antes que cualquier otra consideración en la relación. Cuando hay un problema, en particular un problema del ego, por ejemplo, donde uno de vosotros insiste en tener razón, mientras que el otro no cede a ello, la relación se queda en el limbo. En una situación así debes acordarte de que el amor que tenéis el uno por el otro –o incluso sólo el amor que tienes por tu hijo (si él/ella no se acuerda en este momento del amor que te tiene a ti)–, debe ser más grande que la necesidad de tener razón, o más grande que tu necesidad o deseo de que el problema se resuelva como a ti te parezca.

Juntándolo todo

Mira hacia dentro, trabaja sobre tus propios asuntos no resueltos, hazte congruente, empieza a amarte, y date cuenta que cada cosa positiva que haces por ti para mejorar y progresar, tendrá un efecto dominó en la vida de todos aquellos que tocas con tu presencia.

Tienes muchísimos regalos que ofrecer a tus hijos. Nadie espera que seas perfecto, pero puedes empezar el camino hacia la meta del crecimiento, ser consciente de ti mismo y amarte empezando a dar el primer paso hoy. Ese primer paso es sencillamente acordarte de ser consciente y, cuando te olvides de serlo, perdonarte por haberlo olvidado pero felicitándote, al menos, por haberte acordado de que te olvidaste de ser consciente. Y luego, volver a hacerlo –o intentarlo– todo otra vez… Cuanto más tiempo pases siendo consciente, más rápidamente llegarás a la meta de tu propia libertad interior y más rápidamente llegarás a la meta de poder ofrecer a tus hijos como regalo el ejemplo de todo esto.


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