Wednesday, April 1, 2015

Alegría: Llave fundamental de la felicidad



¿Quién tiene la llave de tu felicidad? O tal vez debería preguntar ¿En qué consiste la llave de tu felicidad? En el primer caso, se trata de alguien, de un ser humano específico (o más de una persona específica) que tiene la llave de tu felicidad. Tal vez tú pareja sin la cual eres incapaz de ser feliz. O tu hijo, sea adulto o pequeño. O tal vez tus padres, o incluso una mascota. En el segundo caso, se trata de algo que tiene la llave de tu felicidad. Esto puede ser algo material, como el saldo de tu cuenta bancaria o cartera, o el barrio donde se encuentra y el tamaño de tu casa, o podría ser tu juventud, tu fuerza física, tu belleza, tu situación profesional, tu posición social, y así sucesivamente.

En todos los casos, se deriva la felicidad de una fuente exterior, que llega a decir que la llave de tu felicidad está fuera y no dentro.

Quizás puedas ver el problema con esto. La gente te puede defraudar, te dejan, o mueren. Las cosas materiales pueden desaparecer, al igual que la juventud, las posiciones profesionales y sociales. En cualquiera de esos casos, y si la llave de tu felicidad está ahí, entonces, ¿qué vas a hacer? Y por favor no contestes, que luego vas a implementar el Plan B.

Reconocer que la felicidad debe de venir primero desde adentro hacia afuera es tu camino para salir de ese dilema. Comenzar a moverte en ese camino requiere ser consciente de un deseo o de la intención de empezar a amarte a ti mismo. Cuanto más te ames a ti mismo, más serás capaz de encontrar la felicidad en el interior y te darás cuenta - tal vez para tu sorpresa - que ya no tendrás que encontrarlo en el exterior, o por lo menos, que ya no lo buscarás en el exterior.

En mi libro Reconectar con el Alma (se publicará a finales de este mes de abril)  escribí: Cuanto menos te ames a ti mismo más probable es que creas que la llave de tu felicidad este en manos de otra persona.

Imagínate que uno de tus amigos aparece en un nuevo Audi Spider que llevas deseando desde hace años, otro amigo ha conseguido bajar 10 kilos, cosa que has estado intentando hacer sin éxito, desde hace tiempo, y otro acaba de firmar un acuerdo para ampliar su negocio que le rendirá varios millones en los próximos años. Lees sobre alguien de quien nunca has oído hablar antes, que acaba de firmar un contrato discográfico y ahora un single de ese primer CD ha llegado a las listas de éxitos, no a nivel nacional, sino a nivel mundial. Tu mejor amigo parece que nunca deja  de salir, otro continuamente te llena los oídos con lo maravillosa que es la vida, y un tercero no puede dejar de hablar de los hijos o nietos y cuán inteligentes o exitosos o proactivos son. Otra persona de tu círculo conoció a una viuda adinerada y ahora se van a casar, el hijo de otro amigo fue ascendido a Vicepresidente de la compañía en que trabaja, tu vecino golfista acaba de empezar a salir con una mujer increíblemente guapa de unos 20 años menos que tú, y, por supuesto, la lista de todas las cosas buenas que le pasa a los demás sigue y sigue. Y no sólo sigue y sigue, sino que ha estado sucediendo de esa manera desde que tienes memoria. Siempre.

Y aunque una parte de ti se alegra por ellos, hay otra parte de ti que los envidia o siente celos, dependiendo de la situación. Eres consciente de ello. En principio no te gusta sentir envidia o celos, pero ahí están, aparecen cada vez que oyes hablar de la suerte que tienen los demás. Estos pensamientos son el caldo de cultivo para tu infelicidad. Cuanto más (los pensamientos) se producen, más crece el hábito de tener esos pensamientos y por lo tanto, crece el descontento. Estos definitivamente no son pensamientos de alegría.

Lo  que puedes hacer es esto: primero, tomar conciencia (como probablemente ya lo has hecho) de que esto está sucediendo. Reconocer que no te haces ningún bien. Todas esas bacterias de pensamientos te contagian constantemente con la infelicidad. Está claro que los pensamientos deben ser abordados. Probablemente estás pensando que ya que aparecen sin previo aviso y no porque los buscas, hay muy poco que puedes hacer al respecto. Pero sí puedes. Se han convertido en un hábito que comenzó hace años, tal vez incluso hace décadas. Y todo lo que tienes que hacer es librarte de ese hábito, de la misma manera que te librarías del hábito que podrías tener de explorar con la lengua una esquina de un diente astillado en la boca. Al principio sólo explorarías el lugar, pero a medida que pasa el tiempo, la lengua desarrolla un punto muy doloroso en ese lugar exacto donde pega contra el diente astillado. Duele. Es entonces cuando conscientemente retiras la lengua cada vez que se quiere meter en ese lugar y pronto dejas de hacerlo. Esto sucede porque involucras a tu mente consciente para que detenga el proceso de dolor que se produce.

En el caso de los pensamientos de envidia y celos que llevan a la infelicidad, puedes hacer exactamente lo mismo. En el momento en que te enteras  de la maravilla que le está sucediendo a otra persona, y te das cuenta de los pensamientos de envidia o celos que surgen, tienes un diálogo interno corto. Te preguntas si quieres seguir con ese pensamiento. Probablemente la respuesta es negativa, porque ya eres consciente del hecho de que esos pensamientos sólo te llevan a la infelicidad. Es posible que necesites tener una breve batalla, porque puede ser que una parte de ti desee adentrarse en el pensamiento  que provoca envidia o celos (lo que Eckhart Tolle llamaría el cuerpo del dolor), pero puedes ganar esa batalla, igual como has sido capaz de ganar la batalla sobre la lengua.

Así que has tenido el pensamiento, pero lo has parado en algo. Perdió un poco de fuerza. Pasas a otro tema. La próxima vez que la envidia o los celos surjan, haces exactamente lo mismo. Y una y otra vez. Al hacer esto, la fuerza de las vías neurales que tienen que ver con este hábito en particular va a disminuir. Finalmente, el hábito cesará. Todo lo que tienes que hacer es seguir siendo lo suficientemente consciente para practicar esto. Y, por supuesto, hace falta que lo desees. Es así de fácil. Y abres el camino a la alegría.

Imagínate a unos niños saltando de alegría. Es una imagen que a menudo asociamos con los niños (o animales), pero no tan a menudo con nosotros mismos. ¿Cuándo fue la última vez que saltaste de esa manera? O incluso si ya eres un poco mayor o incluso en silla de ruedas, ¿cuándo fue la última vez que sentiste ganas de saltar de esa manera?

Entonces, ¿qué nos ha pasado? Desde luego recuerdo haber saltado de alegría de niña y ahora, siendo baby boomer, mis saltos tienden a ser más en mi cabeza, pero siento una gran alegría con las cosas simples ... como tener un maravilloso café en la mañana en un lugar con una vista fabulosa (y que puede ser la vista desde mis ventanales en casa), pero también puede ser la vista que me imagino estar viendo en fotos que llevo subiendo últimamente a mi Facebook, donde disfruto de un café virtual en un lugar distinto del mundo cada día. También puedo experimentar mucha alegría desplegando un periódico frente a aquel café y disponiéndome a leerlo (de alguna manera, me he dado cuenta, que la alegría no es tan intensa si el periódico es virtual, en mi smartphone, que me permite ver la prensa mundial, junto con el café, pero la alegría no es la misma que el sentir el papel real entre las manos). Otras cosas que me traen gran alegría es cuando me voy de excursión un fin de semana con amigos hacia lo desconocido, o al campo, o las montañas o a lo largo del Mediterráneo, aquí donde vivo. También experimento alegría al abrir un libro nuevo, manejar hasta el aeropuerto para recoger a uno de mis hijos (que es una de las alegrías más grandes), o al contemplar las próximas vacaciones. La alegría viene igual cuando saboreo el aroma de pan recién horneado (incluso si no lo tomo), el perfume de jazmín, o los olores inconfundibles de la infancia de hierba recién cortada.

Como se ve, mis alegrías son sencillas. Podría enumerar otras que cuestan dinero y son complicadas y difíciles de lograr, pero el hecho es, que por ser alegrías tan fáciles de conseguir, puedo tenerlas todos los días. Y sentir alegría cada día, mentalmente saltando de alegría todos los días, debe formar parte de tu lista de tareas pendientes. Sentir alegría a diario se debe dar por sentado igual como das por sentado lavarte los dientes y darte una ducha todos los días. Abraham dijo: El estándar de éxito en la vida no está en las cosas. No es el dinero o cosas, es absolutamente la cantidad de alegría que sientes y estoy totalmente de acuerdo.

¿Estás sintiendo alegría hoy?
                
*********************************

Échale un vistazo también al portal de mis libroswww.gabriellakortsch.com donde podrás bajar extractos y citas de mis libros (aunque hasta la primavera de 2015 solo en inglés). Mi nuevo libro  Emotional Unavailability & Neediness: Two Sides of the Same Coin ya está a la venta en todo el mundo en Amazon tanto en formato de bolsillo, como en E-libro para Kindle. Tambien se puede adquirir (igual que los demás libros míos) en Barnes & Noble.

Libros por Gabriella Kortsch (español) ... a partir de abril de 2015


Libros por Gabriella Kortsch (inglés)

Mis articulos de blog también se encuentran en Facebook, Twitter, LinkedIn, Google+ y Pinterest. Además te puedes conectar conmigo en Instagram.


My blogs in English: Rewiring the Soul &The Tao of Spiritual Partnership
Mein Blog auf deutsch: Wiedervereinigung der Seele


No comments:

Post a Comment